domingo, 20 de diciembre de 2009

ENCUENTRO DE ORGANIZACIONES DE BASE Y MILIITANTES POLITICOS SOCIALES EN EL MARCO DEL PROYECTO NACIONAL Y POPULAR- CORDOBA



ENCUENTRO DE ORGANIZACIONES DE BASE Y MILIITANTES POLITICOS SOCIALES EN EL MARCO DEL PROYECTO NACIONAL Y POPULAR- CORDOBA 19 DE DICIEMBRE DE 2009

El 19 de Diciembre a partir de las 9.30 Hs en el CIC de Barrio Cabildo nos congregamos 100 coordinadores y referentes de: Ministerio de Desarrollo Social-CDR, Mutuales Juveniles-INAES , Frente Transversal Córdoba , Red de Bancos del programa Banco Popular de la Buena Fe, Radio Comunitaria la Ranchada, Red de Organizaciones Comunitarias de Córdoba, Red de la Quinta (Comisión de la memoria del Campo de la Rivera), FTV Capital ,La Campora, Utp Villa El Libertador Promotores Territoriales, Utp Savio /Patricios Promotores Territoriales,como invitados participaron tambien compañeros coordinadores de la Tupac Amaru.

Luego de una introducción del compañero articulador del CDR Daniel Rivera, se presentaron las organizaciones participantes y luego se proyectó un video realizado por la Coordinación de Organismos Nacionales de Córdoba donde se hace un recuento de todo lo invertido desde el gobierno nacional en la provincia por cada uno de los organismo, el compañero Eduardo Acastello enmarco políticamente el encuentro en la defensa y profundizacion del proyecto politico que conducen Nestor y Cristina Kirchner , para luego pasar a trabajar en comisiones con la siguiente guía previamente acordada:

GUIA PARA TRABAJAR EN COMISIONES

  1. Cada compañero/compañera se presenta en función de la ficha institucional

  1. Segundo momento, para trabajar la construcción de la identidad del espacio proponemos leer la siguiente introducción y debatirla

INTRODUCCION PARA EL DEBATE

Quienes asistimos a este encuentro somos Militantes Sociales de organizaciones de base, que venimos desde las raíces de la lucha social de los pobladores que habitan las villas y los barrios populares de Córdoba.

Reivindicamos las gestas históricas de nuestro pueblo, que a partir del siglo XX, construyo desde el PERONISMO el camino para edificar construir una “Patria Justa, Libre y Soberana” e integrada a Latinoamérica.

Nos sentimos herederos de las luchas de los compañeros del movimiento villero y barrial de la década de los 70, la resistencia a la dictadura y los desaparecidos, de las organizaciones sociales que generamos con el retorno de la democracia y las experiencias con sus aciertos y errores en pos de trasformar nuestra sociedad.

Desde la vuelta de la democracia, sufrimos el crecimiento de la pobreza, producto de la aplicación del modelo neoliberal, estas situaciones de exclusión y pobreza nos empujaron a participar en la construcción de numerosas organizaciones, que han puesto en marcha emprendimientos sociales que atienden distintas necesidades como los comedores populares, cooperativas de vivienda, micro emprendimientos comunitarios, postas de salud, grupos de jóvenes, movimientos de mujeres, empresas recuperadas, radios comunitarias entre otras expresiones de una nueva militancia social.

Es por esto que reivindicamos a todos aquellos compañeros que militan en el campo social, desde Cooperativas, Mutuales, organizaciones sociales de base, organismos no gubernamentales de promoción social, organizaciones y movimientos de trabajadores desocupados, compañeros de los ámbitos sindicales, culturales, académicos, entre otras experiencias.

Nos rebela la injusticia social y como decía Evita entendemos que “donde hay una necesidad existe un derecho”, y es por eso nos moviliza la energía y la esperanza de miles de familias que conforman cientos de organizaciones comunitarias en pos de construir una sociedad sin excluidos y con plena justicia social para todos.

Reconocemos en el Gobierno Nacional y en nuestros Compañero Néstor y Cristina Kirchner a nivel Nacional y a Eduardo Accastello e nivel Provincial a quienes conducen este proceso de transformación social iniciado en el año 2003., que se expresa en un modelo sustentado en las raíces mas genuinas del proyecto peronista, y que se plasma en la defensa integral de los derechos humanos, la distribución justa de la riqueza, la activa integración de los pueblos latinoamericanos.

En este marco nacional reivindicamos las Políticas Sociales que ha impulsado el Ministerio de Desarrollo Social, que en nuestra Provincia se expresa en el rol promotor y articulador de estas políticas con los Municipios y las organizaciones de la sociedad civil que desempeña el Centro de Referencia en esta última etapa.

Por ultimo no podemos dejar de expresar que en el actual contexto, la oligarquía y sus expresiones políticas satélites están tratando de desestabilizar a nuestro gobierno con la pretensión de reinstalar la sociedad excluyente de la década de los 90.

En tal sentido nos expresamos

  • Por la Unidad , Solidaridad y Articulación de las Organizaciones Comunitarias de Base en un espacio político-Social que represente y defienda los derechos de nuestros sectores.
  • Para que en la Provincia de Córdoba construyamos una nueva esperanza, en este nuevo tiempo histórico que vive nuestra Patria y toda Latinoamérica.

En este punto proponemos debatir acuerdos y desacuerdos en torno a la introducción a los fines de ir construyendo un documento fundacional.

  1. A partir del debate anterior nos proponemos trabajar en dos niveles:

1. Por una parte la articulación y construcción del espacio social. Para esto es importante definir cuales son las áreas temáticas que consideramos deben ser trabajadas en forma articulada y cómo se expresaría esa articulación en cuestiones concretas.

2. Por otra parte nos proponemos participar en la construcción de un espacio político en el marco del proyecto nacional y popular que dispute poder político para lograr consolidar un gobierno popular a nivel nacional, y recuperar un gobierno popular a nivel provincial y municipal. Con respeto a este objetivo se requiere debatir en torno a: ¿Cuales son las estrategias políticas a desarrollar para incidir en la construcción del espacio político a nivel de la capital y la provincia?

“Cree que todavía existen los virreyes”


NESTOR KIRCHNER CRITICO EN EL CONGRESO DEL PJ BONAERENSE A ARTURO VALENZUELA

Néstor Kirchner irrumpió en el congreso del PJ bonaerense que se realizó ayer en la localidad de Caseros con una fuerte respuesta al subsecretario adjunto para América latina de Estados Unidos. “Debemos decirle con toda claridad a este señor Arturo Valenzuela que la pérdida se seguridad jurídica la han hecho ellos acá”, lanzó Kirchner desde el polideportivo municipal de Tres de Febrero. El flamante diputado fue escuchado con atención por un arco de dirigentes del peronismo entre los que se encontraban el gobernador Daniel Scioli, el titular del PJ, Alberto Balestrini, y el diputado José María Díaz Bancalari, quien poco antes había sido nombrado presidente del congreso partidario.

“Este señor cree que todavía existen los virreyes”, dijo el santacruceño, que dedicó buena parte de su discurso a contestarle al enviado del gobierno de Barack Obama, un funcionario de origen chileno que proviene del Partido Demócrata. “Querido señor subsecretario: empiece mirando por casa, por ver qué seguridad jurídica les brinda a sus ciudadanos y después venga a Argentina todas las veces que quiera, pero entienda que somos un país libre, soberano y digno”, replicó Kirchner.

Scioli también le dedicó unas palabras a Valenzuela. “Hemos escuchado en estos días hablar de inseguridad jurídica en nuestro país y yo les digo que nunca la provincia ha abierto tantas empresas, algunas de origen norteamericano. Sólo empresas norteamericanas hay cien”, detalló.

En su reciente visita a Buenos Aires, Valenzuela había dicho que entre las empresas de capital estadounidense notaba “preocupación por temas de seguridad jurídica y por manejo económico en Argentina”. “A menos que hayan cambios, podrían no realizarse las inversiones que se planean”, advirtió.

La respuesta del ex presidente a Valenzuela se convirtió en lo más comentado del congreso del PJ. Incluso varios de los asistentes salieron rápidamente a respaldar la postura de Kirchner. “Hablan, pero yo me pregunto qué seguridad les dieron a los de Lehman Brother o a sus inversores, o a los que perdieron su patrimonio por los sectores financieros de los Estados Unidos”, cargó Díaz Bancalari. El diputado Jorge Landau, apoderado del PJ a nivel nacional, se sumó también a la ola de críticas al funcionario estadounidense. “Es una suerte de intromisión en los asuntos internos de la Argentina”, reprochó Landau.

En la votación hasta se aprobó un comunicado del PJ bonaerense que expresó el más “enérgico repudio” a las declaraciones de Valenzuela. “Añorando la época de las relaciones carnales, imagina tener atribuciones para opinar sobre cuestiones internas de nuestro país”, decía el comunicado. Las declaraciones fueron el epílogo del primer congreso ordinario del peronismo bonaerense tras las elecciones del 28 de junio. En el temario del congreso figuraba la elección de nuevas autoridades, la conformación de los órganos partidarios, la habilitación para conformar alianzas con otras fuerzas políticas y la elección del candidato a intendente en Pinamar, donde la destitución de Roberto Porretti abrió una situación compleja para el peronismo local.

Del conurbano a Washington

Al encuentro habían sido convocados todos los congresales –alrededor de 900– que forman parte del PJ bonaerense. Asistieron unos 620, y enseguida aprobaron la lista de unidad que había propuesto el diputado Mariano West para ocupar los principales cargos del congreso. Esa lista había sido consensuada el viernes a la noche en una reunión de “mesa chica” convocada por Balestrini, Díaz Bancalari, Landau y un representante por cada una de las ocho secciones electorales de la provincia. La negociación de último momento buscaba frenar el desafío que había surgido desde la primera sección (norte y oeste del conurbano), donde varios intendentes intentaron imponer el nombre del titular de la Cámara de Diputados bonaerense, Horacio González, como el candidato más representativo para presidir el congreso partidario.

Los congresales que asistieron votaron en forma unánime y no hubo problemas en aprobar cada una de las mociones que leyeron desde el micrófono. Sin embargo, y en comparación con otros congresos del pasado, esta convocatoria del PJ tuvo unas cuantas bajas. Varios intendentes –sobre todo de la primera sección– faltaron para expresar su descontento por la forma en que se preparó el congreso. “Hay enojo con Balestrini y también con (Hugo) Curto”, contó a Página/12 un legislador bonaerense. Anfitrión en su pago chico, el metalúrgico Hugo Curto se había encargado de las palabras de bienvenida.

Una vez aprobado el temario, los organizadores cedieron la palabra a Scioli y a Kirchner. El gobernador pareció aludir a los rumores de instigación al saqueo que están recorriendo el conurbano desde hace días. “Estemos alertas ante los que quieren sembrar pesimismo e instigar”, dijo. “Hemos pasado una de las peores crisis internacionales. Pero lo peor ya quedó atrás. Sólo hay que esperar muy buenos momentos de aquí en adelante”, agregó. Enseguida llegó el turno de Kirchner, elegido como orador de cierre. El ex presidente responsabilizó a Washington por la crisis internacional. “Esta crisis la tuvimos que soportar todos. La caída del Consenso de Washington y de Lehman Brothers, donde miles y millones de ahorristas del mundo entero perdieron sus ahorros y millones de norteamericanos perdieron sus trabajos y sus casas”, dijo.

Kirchner instó a Scioli a “profundizar la gobernabilidad” de la provincia. Luego exhortó a los peronistas a no caer en “provocaciones” y a resistir a quienes “insultan y nos agravian porque no tienen ideas”.

Por Martín Piqué

Cómo ser el Lula argentino

Buena parte del sindicalismo argentino jugó un papel central en el apoyo a las reformas neoliberales. Muchos sindicalistas, por no decir la mayoría, consintieron la flexibilización laboral y la desregulación de los mercados a cambio de la preservación de sus tres grandes resortes de poder legal –el monopolio de planta, la negociación colectiva centralizada y el control de las obras sociales– y de una serie de negocios espurios imposibles de cuantificar.

Durante los ‘90, Víctor de Gennaro lideró los “sindicatos de perdedores”, los gremios estatales que más sufrieron las políticas de privatización y achicamiento del Estado. En 1992 fundó la CTA, un nucleamiento de gremios mayoritariamente estatales que, además de protagonizar algunas de las disputas más duras contra el menemismo, buscó crear un nuevo modelo sindical, más democrático e interesante (el Instituto de Estudios de la CTA fundado por Claudio Lozano es un buen ejemplo). Hombre decente, que vive en la misma casa de siempre en Lanús, De Gennaro funcionó, durante aquellos años, como un refrescante contramodelo del típico sindicalista gordo y enjoyado.

Aclarados estos puntos, vale la pena sumarse a la discusión planteada en los últimos tiempos sobre su posición frente al Gobierno, su planes de lanzar un “instrumento” político y su siempre pospuesto proyecto de crear un PT a la Argentina.

Instrumento político

En sus reiterados discursos, De Gennaro ha planteado su intención de crear un “movimiento social, cultural y político” que tendría un “instrumento electoral”. Aunque no ha dado mayores precisiones más allá de una vaga retórica antidelegativa (“Es hora de empezar a gobernarnos”, dice en la página web), se trataría de un partido político que funcionaría como reflejo de las organizaciones sindicales y sociales, subordinado a ellas. La idea misma de “instrumento” es ilustrativa al respecto.

El planteo es problemático por diferentes motivos. Hace, digamos, cincuenta o cien años, tal vez tuviera sentido la idea de un partido como reflejo incondicionado, como expresión automática de los intereses de una determinada clase o grupo social: los partidos obreros de la Europa de entreguerras, por ejemplo, o los partidos liberal-burgueses de principios de siglo.

Pero la idea no parece muy adecuada para el momento actual. En tiempos de globalización cultural, segmentación económica y polarización social, la sociedad se ha complejizado y fragmentado, atomizada en miles de sectores, identidades e intereses superpuestos y contradictorios. Sin caer en nihilismos, es necesario reconocer que ya no hay sectores predefinidos e inmutables a los cuales representar, sino miles de grupos en constante cambio y mutación.

No se trata, desde luego, de que los “trabajadores” o los “obreros” no existan más, pero sí de reconocer que, considerados en el sentido tradicional –trabajadores formales organizados– representan a una parte minoritaria de las clases subalternas, donde también están los excluidos, los informales, los pequeños cuentapropistas, los beneficiarios de planes sociales, los jubilados, los desocupados. En un país con el 45 por ciento de la población trabajando en negro, con una tasa de sindicalización del 20 por ciento, los “trabajadores” –incluyendo, o empezando por, los estatales– constituyen solo una parte de los sectores populares, incluso una parte relativamente privilegiada.

Por eso la idea de un partido que sea un simple “instrumento” de una organización sindical previamente existente merece una puesta en cuestión. Y lo mismo con las organizaciones o movimientos sociales, otra de las patas del “movimiento político”: hasta los profesores universitarios más fascinados por estas nuevas experiencias deberían reconocer que están integradas por una porción muy minoritaria de los sectores populares. Se trata, aunque a muchas personas de clase media bienpensantes le cueste admitirlo, de un sector mucho más individuado de lo que algunos quieren creer. Como señala Robert Castel (Las trampas de la exclusión, Topía), lo que suele definirse como “excluidos” no conforma una clase, ni siquiera una clase en sí: se trata de una sumatoria de trayectorias individuales, una agregación de historias de vida dispersas, paralelas, que no dan forma a un todo unitario y cuya representación política es muy difícil de concretar.

El ejemplo de Lula

Todo esto no implica que el salto de una organización sindical o social a una de tipo político-electoral sea imposible, pero sí que es difícil. En sus discursos, De Gennaro suele poner como modelo al PT brasileño. Su origen, en efecto, se remonta a las históricas huelgas de los metalúrgicos del ABC paulista de 1979 y 1980, que marcaron el inicio de lo que luego se conocería como el “nuevo sindicalismo brasileño” liderado por la CUT: independiente del Estado y de las empresas, capitaneado por las comisiones internas de las fábricas y organizado de manera democrática y abierta, era muy diferente del sindicalismo verticalista y corporativo, férreamente controlado por el gobierno, heredado de la Era Vargas. El nuevo sindicalismo mantenía una saludable distancia con la izquierda tradicional, se movía pragmáticamente y buscaba articular sus reclamos en un amplio frente antidictadura.

El primer gran paso a la política se produjo en 1979, cuando Lula, convertido ya en jefe de los metalúrgicos, viajó a Brasilia en busca de apoyo y descubrió que, de los 482 diputados del Congreso, sólo dos eran de origen obrero. Fue así como, el 10 de febrero de 1980, en el salón de actos de un colegio católico de San Pablo, se fundó el PT. Formado un poco al estilo de los partidos laboristas europeos de los ‘50, el PT descartó el marxismo ortodoxo como doctrina y abrazó una ideología más pragmática y difusa. Lo dominaban los sindicalistas, que ocuparon 12 de los 16 cargos de la comisión directiva, a quienes se sumaron otras corrientes: grupos de intelectuales de clase media, ex militantes de partidos de izquierda, organizaciones sociales como el Movimiento Sin Tierra y las comunidades cristianas de base.

Pero eso fue solo el comienzo. El PT recorrió un largo camino durante el cual fue aceptando, conociendo y utilizando en su provecho las reglas de la democracia electoral. En 1982, Lula perdió las elecciones para gobernador de San Pablo, en 1986 ganó las de diputado federal, en 1989 perdió por primera vez las presidenciales contra Fernando Collor de Melo y en 1994 fue derrotado por Fernando Henrique Cardozo, que volvió a ganarle –lo aplastó en la primera vuelta– en 1998. En el medio, Marta Suplicy ganó y perdió la intendencia de San Pablo, el PT gobernó (y luego perdió) la alcaldía de Porto Alegre, y fue derrotado una y otra vez hasta que finalmente –Bolsa Familia mediante– logró penetrar en los estados del Nordeste. Todo esto en alianzas ultrapragmáticas con el PMDB e incluso con el conservador Partido Liberal.

Las concesiones de Lula fueron enormes también en el gobierno. No sólo por la decisión de designar a dos neoliberales convencidos al frente del Ministerio de Hacienda y el Banco Central en los inicios de su primer mandato, sino por el ingreso del PT a las zonas más vidriosas del opaco sistema político brasileño. Si algo reveló el escándalo de los sobornos del 2005, que le costó a Lula todo un gabinete y casi le cuesta la presidencia, es que el PT había perdido el aura de partido limpio conquistada durante el impeachment a Collor, para convertirse en una fuerza política más. Y no fue la única concesión de Lula a la realpolitik: quienes se quejan de los aliados impresentables del kirchnerismo deberían prestarle un poco de atención a la decisión de Lula de sostener en la presidencia del Senado a José Sarney a pesar de las múltiples denuncias de corrupción en su contra, a cambio del apoyo de las bancadas del PMDB a las leyes oficiales. La gobernabilidad se paga cara también en Brasilia.

Pero lo que se pretende subrayar aquí no es el giro pragmático del PT ni la flexibilidad de Lula, sino el carácter sinuoso y escarpado del camino recorrido. El PT no saltó de un día para el otro, sin concesiones ni cicatrices, de un pulcro sindicalismo obrerista al poder nacional, sino que desarrolló una trayectoria larga y por momentos muy ambigua, durante la cual su máximo líder se expuso personalmente –y en democracia la forma más clara de exponerse no es ir a la televisión sino presentarse a elecciones– en varias oportunidades.

Son las urnas

Recuperando el hilo del argumento, repasemos en dos líneas la trayectoria de la CTA. Monolíticamente opositora al menemismo y rápidamente enfrentada al gobierno de la Alianza, la central se dividió a partir de la asunción de Kirchner en mayo de 2003. Algunos sectores, entre ellos el grupo de Luis D’Elía, se acercaron al oficialismo, otros (Eduardo Macaluse, Marta Maffei) permanecieron en el ARI de Elisa Carrió durante un tiempo y otros (Claudio Lozano) exploraron caminos propios. En esta trayectoria, De Gennaro fue adoptando una posición cada vez más crítica frente al oficialismo. Si en pleno conflicto por la 125 organizó un acto en respaldo de Eduardo Buzzi, últimamente ha dicho que Carlos Tomada funciona como “el jefe de personal de los grandes grupos económicos” y que el actual es un gobierno de “ajuste”.

Detrás de la posición intransigente de De Gennaro está la idea, que ya hemos comentado, del kirchnerismo como una simulación. En palabras del sindicalista, como un “verso”, una distracción falsamente disfrazada de progresista, lo que definiría un panorama de confrontación política en el cual un gobierno de derecha compite con una oposición que también lo es. El punto es crítico: el actual es un gobierno con luces y sombras, qué duda cabe. Pero incluso los más enojados podrán admitir que ha recogido algunas de las banderas que la CTA viene levantando desde hace décadas, como la Asignación Universal o la nacionalización de las AFJP. En estos casos, el acompañamiento de los sectores de la CTA cercanos a De Gennaro, como Claudio Lozano, llega después de mucho trajín, a regañadientes, como si no les quedara otra.

Como señalamos, Lula tuvo que enfrentar varias derrotas antes de ganar la presidencia. Ocurre que, en un sistema democrático, la principal forma de acceder al poder no es a través de la construcción sindical o social, sino por vía de los votos. En democracia, ningún proyecto político realmente transformador y con vocación verdaderamente mayoritaria puede plantearse un horizonte de cambio sin someterse a la prueba electoral. Y es aquí donde aparece lo que los marxistas de antes llamaban la contradicción fundamental: los sectores populares siguen inclinándose mayoritariamente por el peronismo, en su versiones oficialista y disidente, menemista o kirchnerista. Los resultados de las últimas elecciones en el segundo cordón del conurbano, donde las fórmulas De Narváez-Solá y Kirchner-Scioli obtuvieron, sumadas, el 70 por ciento de los sufragios, son elocuentes.

Que los habitantes de Tres de Febrero se obstinen en elegir a Mario Ishii o que los de Ituzaingó insistan en apoyar a Alberto Descalzo quizás sea decepcionante, pero es –como diría Perón– la realidad. Construir castillos de naipes en un mundo ideal no parece el camino más inteligente para intentar cambiarla.

José Natanson

miércoles, 9 de diciembre de 2009

COMUNICADO DE PRENSA


Ante las versiones periodísticas desde el FRENTE TRANSVERSAL NACIONAL Y POPULAR de la provincia de Córdoba comunicamos:
El proyecto José de la Quintana esta orientado a recuperar los predios allí ubicados que fueron del Ejercito Argentino y que durante el gobierno de CARLOS MENEN fueron abandonados y destruidos, corriendo la misma suerte que los Ferrocarriles Argentinos, Aerolíneas Argentinas y todas las empresa del estado a las cuales ese gobierno puso bandera de remate. Hoy se busca recobrar ese espacio para los vecinos y el pueblo de Córdoba, poniendo en valor social este lugar (que sigue perteneciendo al Estado Nacional) el cual a través de cooperativas y dando trabajo a los vecinos de la Quintana se planifica refaccionar lo que queda de las viejas estructuras, con el objetivo de transformar el mencionado predio en un polo alternativo de turismo social como así también desarrollar experiencias educativas vinculadas a la enseñanza del trabajo rural para jóvenes.
Este proyecto está previsto como auto sustentable es decir cero costo para el Estado Nacional y el pueblo de la Nación, iniciando una experiencia de economía social productiva con caprinos y siembra de arboles frutales.
Nada más alejado de los desvaríos de algún diputado del PRO que se convirtió en rumor en Buenos Aires y llega a Córdoba y a los vecinos de la Quintana de esta forma tan grotesca.
Los responsables institucionales del FRENTE TRANSVERSAL NACIONAL Y POPULAR de la provincia de Córdoba están a disposición para evacuar cualquier duda al respecto.
Héctor Guevara tel. 0351 – 152001856
Gabriel Paredes tel. 0351- 156311628

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Perón nos hizo creer a todos que conducía todo, y eso lo hace más grande


ENTREVISTA A JULIO C. MELON PIRRO, UN HISTORIADOR DE LA RESISTENCIA PERONISTA

La historia del peronismo sigue retroalimentándose constantemente, y siempre se encuentra un vericueto para poder revisarla. Julio César Melon Pirro, historiador y director del Grupo de Investigación “Movimientos sociales y sistemas políticos en la Argentina moderna” de la Universidad Nacional de Mar del Plata, es autor del libro “El peronismo después del peronismo” donde se analiza al mayor movimiento que tuvo la Argentina luego del golpe de Estado de 1955. Con Zoom, Melon Pirro recorre ese tiempo de resistencia, sindicalismo, exilio, proscripción y que dejó una fuerte marca en los acontecimientos que se sucedieron en los finales del siglo XX.
-Si algo quedó demostrado desde el 46 hasta acá es que no se puede gobernar sin el peronismo y este fenómeno también se dio en el 2001
Sí, es la paradoja. En el 46, Perón era el candidato imposible; luego de 1955 todo el mundo apostaba a la desaparición del peronismo. La manipulación germaniana, académica y política, inducía a pensar en esa clave. El correlato era la idea de la manipulación de las masas, porque si se le abdicada a la posibilidad del manejo por la vía estatal, el peronismo se disolvía. La historia demostró que ocurrió exactamente lo contrario y hoy estamos en un escenario totalmente distinto. No se trata de la imposibilidad de llegar al poder en 1946, o la imposibilidad del resurgimiento después de 1955, sino que no se considera posibilidad política alguna fuera del peronismo y esto lo afirman tanto peronistas como quienes no lo son. Lo que no tiene que ver con la idea del movimiento hegemónico, sino con la ausencia de chances de una organización nacional fuera de la tradición peronista. Es como que la tradición peronista hubiera reemplazado a otras posibilidades históricas como la conservadora o liberal.
-¿La clave es que ahora esa tradición argentina la encarna el peronismo?
Todas las soluciones que se pueden imaginar, tanto con una orientación como en otra, cuentan con el peronismo como un insumo, pero no solo a partir de sus votos, sino como un protagonista concreto y central.
-Ahora nos metemos un poco en la temática del libro en sí. ¿Cuáles eran los vínculos de los grupos dedicados a la acción directa y el conjunto del movimiento en el peronismo post 55?
Con relación al peronismo post 55, este trabajo es un intento de dar una voz a quien las propias fuentes de la historia se las negaba. Esto es a quienes no eran protagonistas reconocidos de la vida política, social y cultural, en este caso los peronistas proscriptos y objeto de distintas formas represivas. Otra cuestión es que el peronismo no tenía una gimnasia para confrontar con el Estado. Sí hay algo de cierto en que había, en el relato germaniano, era la idea de que el peronismo había sido construido desde el poder. Entonces desde 1955 implica una confrontación desde la inermidad, la indefensión, la ausencia de instituciones protectoras y cobijadoras de esa militancia, que se hace desde el llano y que sufre un paso súbito de contar con el favor oficial, a la máxima hostilidad represiva del Estado. Eso es una experiencia que se hace al andar y esto es lo que le da originalidad y pureza, ya que es una militancia no mediada por un conocimiento teórico o una tradición previa de confrontación con el Estado como podían tener otras corrientes políticas como los anarquistas o los socialistas.
- Eran nuevos escenarios para esos militantes
Si, esto se hace de las bases y con escasa mediación de referentes previos. Eso es algo que le da mucha originalidad y espontaneidad con todo lo que tiene de potencialidad y complicación, en términos de la consecuencia represiva.
- Volvemos al presente: hablabas del peronismo y el Estado, ¿crees que la diferencia entre los peronistas y los que ahora dicen serlo es la reivindicación del rol del Estado, es decir los que defienden este modelo y los que están con De Narváez?
Yo decía que la constitución del peronismo es una consustancial a la estatalidad y luego esta otra experiencia esta en franca confrontación con eso. La cuestión de la dimensión del Estado y su capacidad operativa, como agente de transformación social, esta íntimamente ligada a la tradición peronista y me parece que esa es otra discusión más actual como lo que vos planteas. No vamos a ser muy originales si decimos que el peronismo tiene una tradición francamente asociada a ese rol transformador del Estado, esa presencia fuerte en las instituciones económicas del país. Y lo que decís con respecto a las versiones del peronismo crítico por afuera del gobierno, implican una redefinición de ese rol del Estado.
- ¿No es que unos reivindican al Estado, y este neoperonismo no?
Si, al menos como se presenta públicamente el debate, indicaría que de parte del gobierno hay una fe en el rol del Estado y una actitud mucho más crítica de la oposición peronista. Esto es paradojal, ya que la oposición peronista es más antiestatalista que la oposición no peronista. Uno escucha el discurso del radicalismo, por ejemplo, y por inercia la tradición radical está relacionada a una valoración muy positiva de las instituciones estatales. En cambio, el peronismo genera su máximo dentro del punto de vista de la visión del Estado, pero también su contrario. En este caso se trata de un peronismo un poco más conservador, con un modelo que está asociado, a nivel público, a una operación más inteligente de parte del Estado. Pero en términos de sospecha y a los enemigos de esta tradición suponen que es un regreso a la idea de los 90, de un Estado absolutamente prescindente y que arroja inerme a la sociedad a la voracidad del mercado.
- Vos decías que el 55 la gente estaba en indefensión en ese nuevo escenario y en ese caso, ¿cuál era el rol de Perón? ¿tenía una manera de dirigirlos o en realidad a él lo condicionaban las acciones de la Resistencia?
Es complejo, pero para responder rápido te diría que tanto peronistas como antiperonistas comulgaban con la idea que Perón dirigía las cosas dentro del peronismo, pero creo que él es casi el único que sabía que no las dirigía. Por ejemplo, esto se ve muy claramente con las medidas de acción directa, con la especie de ese terrorismo primitivo y particular porque no origina víctimas del lado de los objetos y si de parte de la militancia, por inexperiencia en el manejo de explosivos. Más allá de eso, se instala la idea de una resistencia peronista, que es inorgánica, barrial, desarticulada y disociada incluso de los sindicatos, que pronto afrontan otras formas de recomposición del poder y que tienen que ver con la organización economicista con lo que toman distancia de esas formas de acción directa, que son manifestaciones muy populares y bastante generalizadas. Perón apela a esa lucha y todas las posibles, como la sindical y la inorgánica de la resistencia de base y todos creen que él conduce ambas cosas, pero no es así. Perón, como le gustaba decir, cabalgaba la historia y le tocó atravesar un río muy difícil, que es el de la máxima hostilidad del Estado y del máximo descentramiento político. Y a las personas que se le endilgan la responsabilidad de toda esa resistencia era un exiliado sin dinero y un preso sin posibilidades de comunicación, como Cooke. De manera que tenemos que ponernos en esa situación y a veces la misión del historiador es recordar a los contemporáneos que esa idealización, que se transmite historiográficamente, debe restituirse a un lugar de observación esencial de una historia construida por un exiliado y un preso. Por eso la correspondencia entre Perón y Cooke es extremista, desde el punto de vista discursivo, porque tienen que extremar las posibilidades del discurso para poder interpelar y presentar la situación, en términos subjetivos, del modo más favorable posible. De manera que Perón no conducía las cosas, pero su gran habilidad fue consentir que si lo hacía y es el gran milagro de su supervivencia como personaje central de la vida política argentina.
-Tenía claro las acciones para hacer creer a los demás que si conducía.
Si, yo no se si Perón hacía creer o había cosas instaladas desde este punto de vista. Por otra parte, tenía una capacidad operativa real y una ascendencia muy directa sobre el conjunto de los peronistas y este es el dato esencial que distingue a Perón de los demás políticos y lo que lo conserva. Sin embargo, considero que era exagerada la percepción de un Perón dirigiendo los hilos de una resistencia peligrosa y absolutamente organizada, con una idea de conspiración permanente que vive el país en ese momento. Y esa creencia errónea es funcionalizada por Perón de un modo muy inteligente por su manejo de las cuestiones del poder.
- ¿Cuáles eran los argumentos de los que propiciaban la resistencia civil y los otros que pensaban en recrear un movimiento que volteara el gobierno de facto de Aramburu?

Esto se discutió mucho en la resistencia y Perón operó a favor de la resistencia civil. Al punto que desalienta el movimiento del General Valle, que fue una de las muchas conspiraciones militares que se ensayaron en ese momento y producto de las purgas internas que había en ese proceso en las Fuerzas Armadas. El movimiento de recuperación nacional, que es el que encabezan Valle y Tanco, no contó con el aval de Perón ni antes ni después del trágico desenlace de los acontecimientos y una de las cosas que se relatan en el libro es precisamente esta. Perón era renuente a toda solución militar del problema argentino, ya que era conciente que la situación no estaba dada para lo que él predicaba como revolución social. Por eso estuvo conciente que la solución era política, pero que todas estas cosas eran ingredientes de la solución política y fortalecían su posibilidad de no desaparecer del escenario nacional. Y la mayor prueba de todo ello es el modo en que Perón retorna al país es validando su rol central en los años 70 y a partir de un acuerdo político.
- Y a partir de que los demás se dan cuenta que sin el peronismo es imposible gobernar.

Exactamente, el Perón que vuelve es extremadamente lúcido y digo esto contrariamente lo que se piensa y se escribe en relación a la idea de la ancianidad del Líder. Él mismo conduce su regreso, es el que maneja los tiempos y es la persona que tiene que confrontar con un proceso, que es producto de todos esos años de proscripción y radicalización. Sería contrafactual pensar que hubiera pasado su hubiera seguido viviendo, evidentemente el conflicto estalló en tiempos de Perón y fue extremadamente doloroso no solo para él, sino para el conjunto de la sociedad. Las consecuencias es que todavía estamos en ese escenario, pero creo que tuvo lucidez para conducirlo y, probablemente, la tarea era imposible. La idea era que si no lo hacía Perón no podía nadie y la sociedad lo terminó creyendo en 1973.

- ¿Cómo fue el reacomodamiento de las organizaciones sindicales en 1955 y los nexos que tenían con los elementos de la resistencia?
Al comienzo sí hay una idea de sabotaje, que tiene que ver con la absoluta negativa de colaborar con la Revolución Libertadora y esta inicia una purga que llega a los delegados de fábrica. Entonces ahí no hay ámbito de negociación posible, ni conquista de parte del marco de la legalidad y prevalece durante unos meses la idea del sabotaje que se generaliza en los lugares de trabajo. Pero esta idea pronto es abandonada y ya los protagonistas no son los obreros, sino son los resistentes inorgánicos de otro tipo de atentados a medios de transporte, incluso instituciones militares en algún caso. Son atentados simbólicos más que nada, posteriormente a eso con la recuperación de los niveles de legalidad de las organizaciones sindicales, los caminos se van bifurcando. Luego en los años 60 hay una reincorporación de todos estos activistas de la resistencia en organizaciones sindicales porque la práctica del sindicalismo en los años 60 y 70 era que no se podía resolver sin contar con personas vinculadas con formas de confrontación, que son propias de la tradición sindical argentina no solo hacia afuera de los sindicatos sino a veces hacia dentro. Un caso muy paradigmático es el de un obrero, Moya, un activista que mata porque deja una bomba en un hotel y esa persona estaba vinculada a la Unión Obrera Metalúrgica. Entonces ese sindicato queda desubicado ya que no sabe que hacer con esa situación, porque al haber muertos no queda bien parado en la sociedad. En definitiva la tradición o el negocio del sindicalismo no es el del terrorismo, pero no hay una relación de hostilidad en esa época, eso es una idea más setentista.
- Los Montoneros se adueñaron de la historia de la JP cuando le dieron un marco fundante con el secuestro de Aramburu, pero la realidad es que hubo quienes comenzaron el camino antes y no son reconocidos.

En primer lugar es cierto que hay una forma de adueñarse de la historia de parte de Montoneros, el hecho que se elija el secuestro de Aramburu como la presentación pública de ellos y que el comando que lo secuestra se denomine Juan José Valle es suficientemente significativo. También es cierto que Montoneros contó, cautivó o coptó a muchas personas de la primera resistencia como la hija de Valle. Pero estas cosas son casi inevitables en la historia, esto es propio de toda actitud política e instalar sobre eso la idea de la manipulación es erróneo. En definitiva, cuando nos presentamos públicamente siempre tratamos de filiarnos a una tradición. En Montoneros hay mucho más que oportunismo en esa apelación a la idea de la resistencia peronista. Por supuesto que en toda presentación pública haya una serie de exageraciones, que son propias de toda operación discursiva. En términos positivos donde está mejor relatado eso es en la presentación cinematográfica de Operación Masacre de Rodolfo Walsh, ahí se filia muy claramente eso con un propósito deliberadamente instrumental, pero muy interesante y eficaz. La secuencia final de Operación Masacre condensa ese universo de representaciones de lo que hemos participado, esa idea, quizás maniquea, que se construye de una historia que es militante. Mi libro es lo contrario de eso, pero tratando de respetar a los actores y tradiciones en su relación situada con la historia.

- Pero en este caso es como si Montoneros se hubieran chupado esa historia previa, como que nunca hubiera existido.

Lo que pasa que el relato que construye Montoneros no es que no hubiese existido, se presenta la idea de este sacrificio heroico de la resistencia primitiva como un antecedente inmediato de algo más maduro, que surge un poco antes del secuestro de Aramburu, con la idea de la guerrilla urbana.

- Es como hablar de una prehistoria.

Exactamente está integrado al relato como una prehistoria, que es legitimante también. Porque hay que decir otra cosa más, que lo dijo Perón desde un perspectiva no académica: “no es que nosotros hayamos sido buenos sino que los demás fueron peores”, en un lenguaje muy llano para que llegara a todo el mundo. Pero la verdad que la Revolución Libertadora construye y reconstruye el peronismo, ya que no podrían haber hecho más cosas para otorgarle una semántica nueva a un movimiento que carecía de esos elementos hasta ese momento. Ahí empezamos a hablar de una tradición de lucha, que se solapa con una traición previa y sobre la que se encarna todo lo demás. Y sigue siendo eso, uno mira las manifestaciones, los carteles y los graffitis un poco seguimos en esa lógica y esa semántica construida con posterioridad al 55. La tradición de las luchas populares que tiene un efecto altamente movilizador todavía, no sé si para bien o para mal pero todavía lo tiene.

- ¿Crees que toda esa raigambre del peronismo está viva? Y ¿se puede pensar en un peronismo del siglo XXI con la impronta de esta nueva era.
Insisto con una idea: el peronismo debería tenernos cansados a nosotros y sin embargo nos tiene fascinados. Por actitudes que develan la singularidad de este fenómeno, no solo a los argentinos, sino a académicos de otros lugares. Pero creo que la clave es negativa en este sentido, no sé si podemos esperar un peronismo del siglo XXI, pero es muy difícil imaginar el país del siglo XXI sin otorgarle al peronismo un rol central. Que es un escenario absolutamente inverso al que se planteaba en 1955, donde nos íbamos a transformar en un país normal expurgados de esa gran singularidad que habíamos tenido durante 10 años, que había sido la experiencia peronista. Hoy se piensa absolutamente lo contrario, ni los observadores más conservadores, ni los más ultras de la izquierda postulan, prescinden, omiten, niegan sino más bien respetan, consideran, esperan, apuestan, esgrimen un razonamiento que no prescinde de la cuestión de la tradición peronista.
- Hoy se da el fenómeno al revés, antes lo querían sacar de cuajo de la escena política y ahora muchos se montan sobre el peronismo.
Totalmente de acuerdo y en esto participan todos, es extraño.
-¿Será por qué es un fenómeno absolutamente argentino?
No sé si es eso, el peronismo se confunde con la Nación y lo que acabás de decir es la mejor expresión de esa idea.

ROBERTO KOIRA



Agustín Rossi: “Los peronistas disidentes son más disidentes que peronistas”


CHARLA DEL PRESIDENTE DEL BLOQUE DEL FRENTE PARA LA VICTORIA CON COMPAÑEROS DEL MOVIMIENTO PERONISTA BLOGUERO.

—Después del 28-J da la sensación de que Kirchner domina la política pero no a la gente. La iniciativa sigue siendo del oficialismo, pero se percibe que un 70% de fanático anti-kirchnerismo. ¿Cómo se revierte esta situación hacia 2011?
—Coincido parcialmente. Hay un escenario de cara al 2011 donde el gobierno ha demostrado tener iniciativa política y parlamentaria, algo que nadie imaginaba el 29 de junio. Y esto ratifica una parte del análisis que se había hecho en las últimas elecciones, que más allá de nuestra derrota en la provincia de Buenos Aires, ésta no dejó grandes ganadores en ninguno de los distritos: De Narváez ganó por dos puntos, la candidata de Macri triunfó por menos de lo que se pensaba, lo mismo que Reutemann en la ciudad de Santa Fe y Juez en Córdoba, es decir quedó un mapa multipolar bastante fragmentado. En ese escenario hay un gobierno que se mantuvo y recuperó la iniciativa con un bloque parlamentario más achicado, pero con fortaleza y con capacidad de construir mayorías. Así, el gobierno sigue marcando una parte de la agenda pública y política de acá a fin de año y en los dos que le faltan.
Después del 28 junio muchos suponían, opositores o analistas, que Cristina no iba a cumplir su mandato hasta el 2011 y esto hoy está fuera de discusión. Está claro que determinados sectores sociales tienen un nivel de crítica y de enojo con nuestro espacio político, pero siento que hay un punto de inflexión con el debate de la ley de medios, donde el gobierno empieza a reencontrarse con el espacio político y social que convocó en el 2005. Fuerte anclaje en los sectores populares, con el peronismo, pero atractivo para la clase media progresista expresada en la centroizquierda y ubicada en los centros urbanos más importantes del país. Hay que ver cómo sigue y se extiende esto, pero yo siento que vamos en ese camino.
—¿Esto le alcanza a Kirchner para ganar el balotaje en 2011? ¿O es el mejor candidato posible, pero su tope es terminar como jefe de la oposición?

—Si recobramos lo que teníamos en la elección de Cristina no necesitamos al balotaje, estábamos en el 45%. Aunque no hay que pararse en el 2007: nuestro momento de mayor fortaleza fue en el 2005, cuando representábamos una expectativa para el conjunto de la sociedad, una utopía, un horizonte, sueños y valores. Esas cosas son las que tenemos que recuperar y me parece que la ley de medios nos ubica en ese sentido. Este gobierno demuestra que tiene contundencia en las decisiones que ha tomado y siempre fueron en sentido correcto, desde nuestra cosmovisión del campo ideológico. Lo que siempre nos ha faltado es, entre la decisión política y la concreción, la parte de la comunicación o cómo se llegaba o como se avanzaba en ese escenario. Esto fue lo distintivo de la ley de medios. Cuando Cristina anuncia su envío, en ese mismo momento había 30.000 argentinos militando a favor, desde antes, y eso es insustituible.
—Hacia adentro del peronismo, ¿qué implica la decisión de Duhalde de no descartar postularse a presidente en 2011? —Eso depende de él. Lo que para mí es difícil de entender es cómo se puede desde el peronismo ser opositor a este gobierno, que se entronca en sus valores históricos. Con medidas de justicia social, de soberanía política, de independencia económica, de igualdad, de generación de empleo, de fortalecimiento del mercado interno, de crecimiento industrial. El peronismo disidente se referenció en la década del ‘90 y son muchos de los que ingresaron al peronismo en esa época y asumieron ese modelo ideológico. En algún momento logramos subordinarlos por el peso político propio, pero nunca pensaron como nosotros. Por eso digo que en general son más disidentes que peronistas. Política vs. corporaciones
—Tras la aprobación de la prórroga de las facultades delegadas señalaste en la Cámara que: “Hoy la cuestión no es oficialismo u oposición; es la política o las corporaciones.”

—El debate de las facultades delegadas era eso, y lo que yo estaba haciendo era una interpelación a la oposición, para que tuviera su espacio de independencia sin pararse a defender los intereses corporativos. Y esto pasó cuando debatimos facultades delegadas, ya que pierden la votación por defender a la mesa de enlace. O cuando discutimos la ley de medios, sobre todo acá en diputados. Como los medios les marcan la agenda, no dieron quórum, yéndose de la sesión y poniendo trabas en todas las cuestiones. Necesitamos una democracia cuya oposición tenga independencia de las corporaciones. Sólo por la hipótesis de que algún día lleguen a ganar una elección, la presión corporativa va a ser tan grande que les resultará imposible gobernar, porque cada corporación se va a llevar un pedazo. Si la política es un disciplinador de esa puja de intereses, lo que se necesita es una cuota de independencia, y la oposición debe tenerla. Hay frases patéticas, como la de Carrió: “si para defender la libertad de prensa debemos defender a las empresas monopólicas y multimediáticas, lo vamos a hacer”. Es renunciar a la política como capacidad transformadora. Me acuerdo de Aguad antes del debate de facultades delegadas, dijo que esta era la primera batalla que iban a dar, y es claramente un error.

—En un mismo tono, el discurso final de Ernesto Sanz fue absolutamente vacío y sin contenido.
—Es justificatorio de la derrota en la votación, no hay que confundirse. Las que fueron la expresión de la oposición son Silvina Giudici y Patricia Bullrich, que defendieron claramente las posiciones de las empresas y llevaron a toda la oposición parlamentaria a un callejón sin salida. No estoy diciendo nada por debajo de la mesa, lo que recalco es que la posición de la oposición no es conveniente para la democracia. Este sistema necesita un oficialismo fuerte y una oposición independiente. Si se hubiesen manejado con sus propios tiempos y pensado desde su propia mirada, sobre el fondo de la ley, seguramente se habría logrado un consenso más amplio. Si analizás el discurso de Sanz, no es crítico con la ley. El miércoles debatíamos el presupuesto y en el cierre, Adrián Pérez expresó que nadie podía estar en desacuerdo de que Argentina necesitaba una nueva ley de medios… pero lo dijo una semana después. Si vos te dejás presionar y tu agenda política te la marcan los que tienen que defender los intereses corporativos, te equivocás. Y te pueden llevar a derrotas parlamentarias que se convierten en derrotas políticas para tus propias expectativas.
—Hay una crítica al proceso iniciado en 2003 sobre la incapacidad de construcción de una fuerza sociopolítica propia para acompañar la gestión de gobierno. ¿Con qué fortaleza política se puede encarar la tarea pendiente de perforar los “techos” distributivos impuestos en la segunda mitad de los ‘70 y los ’90?

—Está claro que tenemos un déficit, aunque en nuestra concepción nacional y popular le damos al militante político el rol de sujeto y no de objeto, ya que es alguien que puede transformar la realidad social. Es el que se pone de pie para representar a su sociedad, a su pueblo frente a los poderes públicos o privados para modificar la realidad o en consonancia con el poder público en un mismo sentido. Esto es en lo que tenemos que avanzar, en el estadio organizativo, fundamentalmente en caso de los más jóvenes. Me da la sensación que debemos hablar de esto.
—Sí, hubo un avance después de lo que pasó con la 125, pero todavía no se pasó a lo organizativo. —Hay que poner manos a la obra. No hablamos de una gran organización, eso es una consecuencia, sino de una cantidad de cuadros militantes en cada uno de los lugares de la Argentina que puedan tratar de asumirse como conducción de cada uno de los procesos. Me reúno con muchísimos grupos juveniles del país y les aconsejo esto: construcción política autónoma e independiente de la referencia política del lugar. Esto no es contradictorio y va a permitir generar cuadros políticos propios. Necesitamos un militante joven que no aspire a ser el dirigente juvenil dependiente del dirigente tal, sino un tipo con capacidad de interpelación y cuestionamiento, pero también con lucidez para la construcción, el esfuerzo, la militancia, la constancia, con rutina y con una mirada propia.
Comparto lo que decís: hay muchísimos grupos, sobre todo de jóvenes, a lo largo y ancho del país, que están en esta situación y que están esperando que alguien los ordene. Yo les digo: no esperen más, ordénense solos, busquen su propio espacio.
—Para esto hay recuperar la discusión política, que empieza a aparecer tímidamente en base a una necesidad.
—Hay discusión política, lo que no hay es bagaje argumentativo. Cuando me reúno con grupos de jóvenes, en general lo que me demandan es que les explique cómo es. Todos tenemos en claro dónde debemos estar y qué es lo que tenemos que hacer y por qué. Lo que falta es el bagaje argumentativo que vos necesitás para confrontar con otro y tratar de convencerlo, y eso sí es un déficit que debemos subsanar. Hay que utilizar metodologías como las que utilizan ustedes (NdR: por ZOOM) o toda la onda de los blogueros. Nosotros como espacio político tenemos, quizá por la impronta del liderazgo, mucho más de hacedor que de explicador. Cuando fue la estatización de las AFJP, instalamos el tema y a las 72 horas nos habían destrozado los medios de comunicación: que nos queríamos robar la plata de los jubilados, que los fondos debían ser intangibles, que estábamos violando el derecho de propiedad. Desde ahí empezamos a remontar y a plantear ejes, pero si vos tenés organización política sobre este tipo de cuestiones rápidamente podés avanzar. —Se vio en la ley de medios... —Es que ahí hubo un trabajo político previo. Con solo el hecho de tener todas las universidades nacionales, los rectores de todas las escuelas de comunicación social, los principales docentes de todas las carreras de comunicación y sus alumnos, las organizaciones comunitarias, los medios alternativos, la coalición para una radiodifusión democrática… Anunciabas la ley y tenías 30.000 tipos hablando a favor de ella. Eso es un montón y podés enfrentar una estrategia comunicacional fuertemente mediática. Tenés un lugar de donde agarrarte, vos a eso tenés que enfrentarlo con militancia y con prestigio.
El Congreso de hoy y el que viene
—¿Percibís una revalorización del Congreso y de la política a partir de este casi año y medio en el cual el parlamento ha debatido proyectos troncales como el fin de las AFJP, la ley de medios o la 125?

—Sí, tuvimos un nivel de visibilidad pública que antes no teníamos. Se inició con la 125 y el Ejecutivo mantuvo el ritmo con Aerolíneas, las AFJP, el adelantamiento de las elecciones, el año pasado el presupuesto, ley de medios. Y se va logrando que para la gente sea normal que los canales de noticias te pongan durante 5 horas una sesión del parlamento: se paran, lo miran y alguna cosa escuchan, y me parece que eso está piola. Si no, los senadores y diputados parecen los desconocidos de siempre, y uno tiene que tener visibilidad pública para dar cuentas de sus actos.

—¿Quiénes serán los aliados del bloque del FpV después del 10 de diciembre?

—Lo que está claro es que desde el 10 de diciembre la iniciativa parlamentaria va estar más compartida. En estos años nunca la hemos perdido, aunque sí perdimos muchos diputados. Nosotros aprobamos el presupuesto con 102 diputados propios. Empezamos este período con 130, perdimos 28 y terminamos sacando 80 de diferencia. Por lo que está claro que, aunque tengamos noventa y pico de diputados el 10 de diciembre, vamos a tener una capacidad de construcción y de alianzas. Y va a haber un bloque de centroizquierda, que según los temas veremos dónde se posicionan. Algunos son sensibles para ellos, y allí han demostrado que nos acompañan: AFJP o ley de medios. Quizá en temas económicos sean más reacios. En la sesión de presupuesto sólo nos acompañó el bloque de Ariel Basteiro. Va a ser un parlamento más equilibrado, la iniciativa política por momentos la tendremos nosotros, otras veces ellos y se verá cómo se irá construyendo.

—En la sesión sobre facultades delegadas anunciaste que se ponían en marcha los mecanismos para tratar la ley de medios y para unificar un proyecto de universalización de asignaciones familiares. La primera ya se aprobó. ¿Qué pasa con la segunda?

—En eso estamos trabajando. No lo sacamos a la luz con el resto de los bloques, ya que queríamos primero afirmar una posición dentro del nuestro y con el gobierno. Estamos avanzando y veremos hasta dónde podemos llegar. Obviamente, estamos alejados de esa idea del ingreso universal. Tenemos puesta la mirada sobre el sector más vulnerable. En Argentina existen 12 millones de chicos menores de 18 años y 6 millones son hijos de empleados registrados, es decir que sus padres cobran salarios familiar, o sus cargas familiares son deducidas de ganancias para los empleados autónomos de mayor jerarquía. De los otros 6 millones, hay 2 millones y medio que están incluidos en los distintos planes sociales como Famillas, Jefas y Jefes, pensiones para la madre soltera, para la madre de 7 hijos, Discapacitados. Hay otros 2 millones y medio a los que no llegamos: la idea es ver cómo podemos poner la mirada sobre esos chicos, para llegar con una política universal que sería la más lógica: la extensión del salario familiar de los 135 pesos.

—¿Se va a modificar la ley de entidades financieras?

—Esta fue una de las banderas de Carlos Heller en la campaña. No conozco que haya un proyecto de ley de reforma de entidades financieras, o que haya una decisión del gobierno, lo que no significa que no se esté trabajando. Esto tiene varias aristas: en el país hay localidades que para cobrar su sueldo se tienen que ir a otra porque no hay cajeros automáticos. Entre el 50% y el 75% de las localidades no tienen una sucursal bancaria. La concentración del sistema financiero también ha llevado a este tipo de cuestiones.

Depetri: El proceso destituyente está en marcha


El diputado kirchnerista Edgardo Depetri denunció hoy que "el proceso destituyente" en contra de la presidenta Cristina Fernández "está en marcha" y convocó a una marcha oficialista para el próximo jueves 3 frente al Congreso, en apoyo de la asunción como diputado nacional, del ex presidente Néstor Kirchner. "El proceso destituyente está en marcha, el único objetivo de la oposición es debilitar al Gobierno", sostuvo Depetri en un comunicado difundido esta tarde, en el que acusó a "algunos dirigentes de la centroizquierda" de "acordar con la derecha para arrebatarle al oficialismo la conducción de las comisiones clave de las cámaras legislativas, para debilitar al Gobierno". Depetri advirtió que "esa teoría de acordar con (Mauricio) Macri y las patronales sojeras para demonizar a Néstor y Cristina Kirchner, le facilita el camino a los que quieren una crisis institucional y una renuncia anticipada de la Presidenta". El diputado y líder piquetero oficialista apuntó contra "algunos referentes de la centroizquierda" que "acordaron con la derecha parlamentaria arrebatarle al oficialismo la conducción de las comisiones clave de las cámaras legislativas y debilitar al Gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner". Luego, el dirigente del Frente Transversal invitó "a marchar al Congreso el jueves 3, a las 17", cuando asuma como diputado electo el ex presidente Kirchner. Depetri dijo que la marcha es "para denunciar esta extorsión que no respeta la tradición democrática y le hace el juego a los que quieren reeditar la política de ajuste y la represión". De esta manera, el diputado del Frente Transversal -quien suele ser uno de los voceros de Kirchner en temas conflictivos- salió al cruce del reclamo de la oposición para que en la sesión preparatoria del próximo jueves, el oficialismo acepte distribuir entre las fuerzas parlamentarias opositoras las presidencias de comisiones estratégicas en la Cámara Baja, de modo tal que quede reflejado el resultado electoral del pasado 28 de junio.