domingo, 8 de noviembre de 2009
Educación popular
Una pequeña mirada desde la universidad
opinión
Nos enseñaba Paulo Freire, educador brasileño, que La educación popular es una respuesta autónoma de los sectores populares ante la Educación dominante impartida a través del Estado o el Mercado. Es un espacio de auto educación, en el cual se reflexiona críticamente a partir de las propias experiencias y formas de vida en contraposición con la educación burguesa y los valores que enseña.
Que La Educación Popular se contrapone a la educación formal. Esta última entiende a los participantes del proceso educativo como recipientes que pueden ser llenados de conocimientos. Se caracteriza por ser una práctica autoritaria y de traspaso unilateral de conocimiento, sin reflexión ni crítica. La Educación Popular o liberadora, en cambio, se caracteriza por ser un espacio de diálogo, encuentro y reflexión. A través de la superación de la contradicción educador - educando, nadie educa nadie, sino que todos se auto educan y generan conocimiento popular y colectivo.
Cuyo objetivo es cambiar la sociedad gracias a la alfabetización para que los oprimidos se conozcan a sí mismos y se desarrollen socialmente. Además recuperan su dignidad perdida. Utilizar el diálogo como método, un diálogo adaptado a cada contexto y a cada individuo, en el que todos participen de una manera activa. Inmersión del educador en la forma de vida, cultura y lenguaje de los educandos. Así el educador va empatizando con los educandos y aprendiendo de ellos. El educador no es pasivo, el proceso de educación popular, es circular. Concientizar, reconocer críticamente la realidad y la propia práctica, comprender y construir nuevas formas de actuar. Cambiar la práctica con el fin de mejorar la realidad, actuar sobre la realidad.
La Educación Popular implica ser todo un estilo educativo diferente a aquel elitista reproductor del sistema social de injusticia, que genera hombres y mujeres que se amoldan a la sociedad sin transformarla, sin ser agentes de cambio. El propósito es de contribuir, de ser una herramienta, un aporte a un proceso complejo y de largo plazo, constituyéndose como uno de los medios que colaboran en la construcción de una alternativa cultural y política de sociedad.
La escuela como escenario es el lugar donde se hacen amigos, no se trata solo de edificios, aulas, salas, pizarras, programas, horarios, conceptos… Escuela es sobre todo, gente, gente que trabaja, que estudia, que se alegra, se conoce, se estima. El director es gente, el coordinador es gente, el profesor es gente, el alumno es gente, cada funcionario es gente. Y la escuela será cada vez mejor, en la medida en que cada uno se comporte como compañero, amigo, hermano. Nada de isla donde la gente esté rodeada de cercados por todos los lados. Nada de convivir las personas y que después descubras que no existe amistad con nadie. Nada de ser como el bloque que forman las paredes, indiferente, frío, solo. Importante en la escuela no es sólo estudiar, no es sólo trabajar, es también crear lazos de amistad, es crear un ambiente de camaradería, es convivir, es unirse. Ahora bien, es lógico… que en una escuela así sea fácil estudiar, trabajar, crecer, hacer amigos, educarse, ser feliz”.
Desde una mirada universitaria nada o casi poco de lo descripto es realidad. Continua siendo una suerte de isla, donde el educando va alejándose de la problemática de su ciudad, su barrio y entra en un laberinto de ilusión de ascenso social y cultural que no es tal. Es la línea dominante, con clases magistrales donde el educador no empatiza con los estudiantes, su realidad no cuenta, son utilizados como recipientes donde volcar información y conocimientos que poco podrá usar para resolver la problemática de su gente, formando estudiantes acríticos, donde el sistema y los personeros han creados planes de estudios con baja calidad académica como respuesta a la presión de democratizar esta educación que siempre creyeron para unos pocos, asegurando el dominio de la situación de antaño atreves de pos grados inaccesibles para un importante sector del estudiantado que de suerte y abnegación pudo mantenerse en los cursos de grado.
Donde el actual profesional es una especie de paria, porque no lo es en cuanto a la certificación extendida, o es un desocupado o un trabajador para los grandes bróker de profesionales del sistema, con salario paupérrimos y que no cuentan ni siquiera con organizaciones sindicales que los acompañen.
Es una asignatura pendiente de los gobiernos populares poder arrebatarles la universidad a estos personeros de la educación de elite, para ponerla al servicio de las grandes necesidades nacionales y populares, con planes acordes a tal necesidad y con una calidad tal que los cursos de pos grados estén al servicio de las mismas necesidades y romper así la lógica de una educación de elite típica del sistema neo liberal –conservador.
Alberto Reyna
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